sábado, 10 de enero de 2015

Estas dormida, y mis labios pronunciánan el despertar de tus mañanas, al compás del calor de mi colchón que alberga tu figura, noche a noche, tantos despertares, noches y atardeceres y no me canso de enamorarme de tus gestos, del sonido de tu voz llorona que se cuela tras la puerta, a escribir un poema, improvisado con diademas, esperanzas y ventanas, de vidrios empañados con versos, prosas inconclusas que el amor nos impide terminar, bajo lunas llenas, fuegos encendidos que corren tras el sudor de nuestras almas, ensordecidas y moribundas, pero solo de los dos, dos almas que huelen a café, que creen en la bandera izada en nuestros corazones, despertando entre poesias salvadoras de dias.

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