No vuelvas siendo la misma,
no me ofrezcas de nuevo
esa cena.
Ya no tengo hambre.
Dime,
¿por qué debería tropezar
otra vez contigo
si sigues siendo la piedra
que me hizo tanto daño?
Te fuiste lejos de esta casa.
¿Qué aprendiste sobre el exilio?
Me quedé como un perro
atado a la puerta del bar,
esperando que salieras,
a que me lanzaras un trozo de pan.
Y nada.
El frío de mi soledad
me abraza mucho más
que el calor que tú me dabas.
¿Para qué vuelves
siendo la misma?
Ya me sé el guion
porque yo escribí la película.
Sigues oliendo al mismo peligro
que cuando te fuiste:
tus manos siguen siendo
los mismos cuchillos,
tus te quiero
son las mismas balas.
Ya no acepto el daño,
ya no aguanto el dolor.
Me he cansado
de tus tonterías.
No me hace gracia
tu gracia.
No tomaré contigo
otra ronda.
¿Para qué vuelves siendo la misma?
No tienes ningún derecho
a invadir mi casa.
¿No ves que ya estoy mejor
sin ti?
Has mudado de piel,
pero sigues siendo la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario