domingo, 25 de enero de 2015

Chispeantes las brasas del aroma, que buscan posar en tu cuerpo, dibujando la silueta de los deseos, marcando el guión de sueños que encamine los besos a las islas prometidas del amor. Vibrantes las paredes que guardan notas, pintarrajeadas por el tiempo, sosteniendo los coloridos grafittis que marca la lluvia al descurrir las gotas por su cuerpo. Y, ojala el mapa de nuestros pies se acentué en los prados dormilones, que se esconden de la brisa del mar, que tus oídos escuchen a las sirenas atracar en mi mar, en la bahía de nuestro viejo rincón. Que chillantes se escuchan las gaviotas hurañas, mojando las flores con sus respiro, regando el jardín conspiratorio de los pulmones del amor. Que fuertes, canciones, revistas, vientos y nubes voladoras, nubes que cuentan las tristezas de ángeles, las guerras en el cielo, nubes que abrazan la luna, encienden el sol de tus miradas y las unen a las mías, al instante de tu piel, de tus labios, el instante que confunde las alegrías con tristezas, el instante irreal donde no se si estas conmigo, o ya partiste y solamente me quedan tus gestos dibujados en el viento.

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